jueves, 1 de febrero de 2024

Periodismo científico: noticias de ciencia de los años de la pandemia (2020 y 2021)

 

Noticias científicas de 2020 y 2021

Recopilación de cuatro columnas de periodismo científico publicadas en el portal colombiano El Unicornio en los años de la pandemia (2020 y 2021)

Por Jorge Senior

Serie Buhografías

 

Contenido

·         La caída del gigante

o   Publicada el 6 de diciembre de 2020; se refiere al derrumbe del radiotelescopio de Arecibo, poco después de la derrota de Trump

·         Las noticias científicas del año 2020

o   Publicada el 29 de diciembre del 2020; recopila las principales noticias científicas del año según mi concepto.

·         Viaje a las estrellas y más acá

o   Publicada el 16 de octubre de 2021; recopila varias noticias científicas de esa quincena y recuerda a una famosa serie de televisión

·         La noticia científica del año 2021

o   Publicada el 23 de diciembre de 2021; se refiere al lanzamiento del telescopio espacial James Webb y brinda detalles del artefacto y su misión.

 

La caída del gigante

Publicada el 6 de diciembre de 2020

 

Cuando llegué al aeropuerto de mi viejo San Juan en mi Borinquen querida, el funcionario me hizo uno de los más extraños interrogatorios imaginables en una aduana.  Todas las preguntas, y no fueron pocas, se referían a la posible existencia de vida extraterrestre inteligente.  El curioso hecho tiene una sencilla explicación: yo había sido invitado por la Universidad de Cornell en representación de mi país a presentar una ponencia en el Congreso Internacional “Comunicando astronomía en Hispanoamérica” a celebrarse en el Observatorio de Arecibo al este de la isla. 

Este observatorio radioastronómico era orgullo de Puerto Rico, pues su antena parabólica de 305 metros de diámetro era la más grande del mundo desde su instalación en 1963.  Posteriormente había acrecentado su aureola en la percepción pública porque allí se desarrollaba el programa SETI de búsqueda de inteligencia extraterrestre, entre muchos otros proyectos.

En 1997 la inolvidable película Contacto, protagonizada por Jodie Foster y basada en una novela de Carl Sagan, catapultó aún más la fama del Observatorio de Arecibo.  Dos años antes sus instalaciones también fueron utilizadas para una espectacular pelea de James Bond en el film GoldenEye pocos segundos antes de que el gigantesco plato fuese destruido en una escena premonitoria.  Pues bien, esta semana sucedió lo que ninguno de los 50 participantes en ese extraordinario congreso de septiembre de 2003 jamás hubiéramos imaginado: la megaestructura de 900 toneladas se derrumbó totalmente como podemos ver y escuchar en este dramático video. 

El martes primero de diciembre fue un día nefasto para la ciencia mundial con ese patético final tercermundista de uno de los instrumentos más icónicos de la investigación científica en el siglo XX protagonista de múltiples descubrimientos.  He allí el legado de un gobierno de derecha que despreció tanto a los puertorriqueños como a la ciencia, con consecuencias críticas de desfinanciación para ambos. 

Los borinqueños no olvidan las humillantes imágenes de Trump lanzando rollos de papel higiénico muchos días después de que la Isla del Encanto fuese arrasada por el huracán María en septiembre de 2017 dejando tres mil muertos.  Debido a que los borincanos residentes en su tierra no pueden votar en las presidenciales, Trump tuvo allí una razón adicional a su racismo efervescente para desatender por completo a la isla.  A la ciencia no le fue mejor con un personaje payasesco que es negacionista del cambio climático, que ha tenido un manejo desastroso de la pandemia y que en buena hora resultó zapateado de la Casa Blanca por el voto popular.

La decadencia y colapso del Observatorio de Arecibo parece un acto simbólico de la decadencia del imperio norteamericano. 

Es significativo que el mismo día del trágico desenlace del radiotelescopio, primero de diciembre, la China lograse una nueva hazaña tecnológica cuando la sonda Chang’e 5 alunizó en nuestro satélite natural y empezó su misión de traer rocas selenitas a la Tierra.  Mientras la National Science Foundation de los gringos muerde el polvo, China se convierte en el tercer país en recolectar rocas lunares tras la URSS y EEUU. 

No menos significativo es el hecho de que desde 2016 el radiotelescopio chino FAST de 500 metros hubiese destronado a Arecibo como el mayor del mundo.  Estos hechos se suman a muchas otras señales -no precisamente extraterrestres- que muestran al gigante asiático como la nueva potencia mundial. 

Faltan pocos años para que la economía china se convierta en la número 1 del planeta sobrepasando a Estados Unidos.  ¿Estamos entonces presenciando la caída del gigante que dominó del mundo desde 1945?

 

 

Las noticias científicas del año 2020

Publicada el 29 de diciembre de 2020

 

Estimado lector: te invito a merodear por las hazañas científicas y tecnológicas que fueron noticia en este año que agoniza, desde los confines del universo observable hasta el fantástico micromundo cuántico.

A pesar de la emergencia sanitaria que acosa a la congestionada vida de los urbanitas de todo el mundo, la tecnociencia no se detuvo y continuó irradiando estallidos de asombro en este peculiar año sin abrazos.  Dejemos aparte lo obvio, como es el desarrollo en tiempo récord de múltiples vacunas para enfrentar la pandemia y más de 400.000 artículos referentes a los aspectos biomoleculares, celulares, clínicos y epidemiológicos de esta contagiosa enfermedad viral.  Expresemos, eso sí, nuestro inmenso agradecimiento a los científicos y a los profesionales de la salud que han estado en primera línea en esta batalla, pero de eso hemos escrito bastante durante largos meses y bien vale la pena que dediquemos la última columna del año, la número 34, a resaltar otros avances.  Quizás algunos de ellos terminen impactando más nuestras vidas que la domesticación del SARS-Cov-2.

Desde el punto de vista humano quizás la mejor noticia fue la declaración de la OMS en agosto, referente a la erradicación de la poliomielitis en África.  También en África, pero con un triste signo negativo, se dio a conocer la epidemia de lepra que ha diezmado a una tribu de chimpancés y la muerte de 300 elefantes en Botsuana, intoxicados por cianobacterias presentes en el agua que bebieron.  Mientras tanto los incendios descontrolados arrasaban el humedal de Pantanal en Brasil y en China se extinguía el pez espada del río Yangtsé.  La sexta extinción masiva parece seguir su curso, a pesar de que el freno a la actividad económica en este año ha menguado un tanto la presión sobre los ecosistemas. 

La biodiversidad, que no sabemos apreciar y de la cual dependemos en últimas, nos hizo varias demostraciones maravillosas en 2020.  En el zoo de Chatanooga una dragona de Komodo tuvo crías sin necesidad de macho, un extraordinario caso de reproducción asexual en esta especie que a veces nos parece sacada de una película de terror.  Pero aún más extraordinario fue el hallazgo por parte de investigadores de la universidad de Tel Aviv de un animal que no respira oxígeno.  Se trata del parásito Henneguya Salminicola que habita en el salmón y que tal vez cualquiera de nosotros haya devorado al ingerir este delicioso pescado.

De las profundidades del pasado la paleontología nos trajo un par de hallazgos.  El primero fue un análisis de un fósil encontrado hace 20 años por un aficionado en Bélgica y que resultó ser el ave moderna más antigua encontrada hasta ahora, un animal que vivió justo antes de la caída del meteorito hace poco más de 66 millones de años. Apodado “wonderchicken”, el fósil pertenece a la especie Asteriornis Maastrichtensis.  El segundo fue el descubrimiento de los restos fósiles de Homo Sapiens más antiguos encontrados en Europa, en la cueva Bacho Kiro, en Bulgaria.  Datan de hace 46.000 años cuando nuestros antepasados africanos invadieron Europa donde compitieron con los Neanderthales hasta llevarlos a la extinción.

Un experimento digno del Planeta de los Simios también nos reveló pistas del origen humano.  Científicos alemanes y japoneses publicaron en Science que insertaron el gen humano ARHGAP11B en el cerebro de monos Títí en estado fetal y estos desarrollaron, en sus cerebros, neocortex más grandes y con más pliegues.  Este gen surgió hace unos 5 millones de años cuando nuestra rama hominina ya se había separado de la rama que conduce a los chimpancés modernos y se cree que fue clave en el incremento de capacidades cognitivas de los Australopithecus y luego del género Homo.

Este año hubo varias marcas.  En el meteorito Munchison que cayó en Australia en 1969 se encontraron granos minerales presolares, esto es, anteriores a la formación de nuestro sistema solar.  Datado en 7 mil millones de años, se trata del material sólido más antiguo hallado en la Tierra y de él se ha inferido que la tasa de formación de estrellas no ha sido constante en la Vía Láctea y que hubo una época que fue una especie de baby boom de estrellas.

La astronomía, como siempre nos regala otros récords.  Por ejemplo, el agujero negro estelar más grande y la supernova más brillante registrada.  En un artículo firmado por 1200 autores (¡eso parece otro récord!) en la Physical Review del 2 de septiembre, una colaboración de los dos grandes detectores de ondas gravitacionales, LIGO y Virgo, informó que a 17 mil millones de años luz (recuérdese que el universo observable tiene 93 mil millones de años luz de diámetro) dos agujeros negros de 85 y 66 masas solares respectivamente, chocaron y se fusionaron en una orgía energética que arrojó como resultado un nuevo agujero negro de 142 masas solares, el más grande conocido entre los formados a partir de estrellas colapsadas. Pero 85 + 66 = 151. ¿Qué pasó con las otras 9 masas solares? Bueno, pues esas son las que se transformaron en energía en forma de ondas gravitacionales (ondulaciones del espacio-tiempo) para ser finalmente detectadas por los terrícolas el 21 de mayo de 2019.  No tan distante, apenas a 3800 millones de años luz, estalló la supernova SN2016aps visible en el hemisferio sur, con una luminosidad medio billón de veces superior al Sol, es decir, más brillante que toda nuestra galaxia.  Sigue siendo un misterio qué tipo de proceso energético puede explicar semejante explosión tan potente, pero no faltan las hipótesis.

Antes de dejar las dimensiones astronómicas mencionemos el estudio alemán sobre la estrella S2 que gira alrededor del superagujero negro Sagitario A que está en el centro de la Vía láctea y que tiene 4 millones de masas solares.  La órbita de esta estrella, monitoreada durante 30 años, muestra una precesión relativista tal y como lo predice la teoría de Einstein.  Así que desde aquí les digo a los fans de la gravedad cuántica: “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”.

Del macromundo pasemos al micromundo que es tan determinante en nuestras vidas.  El 30 de junio el LHCb europeo anunció la detección del tetraquark, integrado por dos quarks y dos antiquarks del tipo “encanto” (nosotros y toda la materia ordinaria estamos hechos de quarks “arriba” y “abajo” que en tripletas forman los protones y neutrones). El hecho experimental es consistente con las predicciones del modelo estándar. Todo bien.

Pero es la tecnología la que nos impacta más directamente. En especial la informática que es la locomotora de la tercera revolución industrial en pleno curso acelerado.  En Australia, una alianza de varias universidades batió récord de velocidad en internet con 44,2 Terabytes por segundo, equivalente a descargar mil películas de alta definición en un segundo con un solo chip.  Esto se hizo en prueba de campo, no en laboratorio, utilizando un novedoso dispositivo óptico llamado micropeine.

El premio mayor de las noticias tecnocientíficas del año se lo disputan, como era de esperarse, la computación cuántica y la inteligencia artificial.  Hace un año Google proclamó haber logrado la supremacía cuántica, que es una manera de llamar a la ventaja de la computación cuántica sobre la tradicional, usando un sistema basado en superconductores.  Pero ahora, la nueva potencia científica y económica del mundo, China, proclamó unos logros increíbles con el computador cuántico fotónico Jiuzhang, capaz de calcular en una fracción de segundo lo que un ordenador normal demoraría un millón de años.  Esto se hizo enfocado en una tarea específica de muestreo de bosones.  De este tema estaremos pendientes en 2021, al igual que del logro de Deepmind con su sistema de inteligencia artificial AlphaFold, quienes proclaman haber logrado un alto porcentaje de éxito en la predicción de las estructuras 3D de las proteínas.  Se trata, nada menos que de la aplicación de la inteligencia artificial al descubrimiento científico, reemplazando con ventaja a los investigadores humanos (al menos en parte).  Y más importante aún, esto se aplica a un tema de biología sintética, la estructura proteínica, con tremendo impacto en medicina. Seguiremos informando desde El Unicornio.  Feliz 2021 sin Trump.

 

 

 

Viaje a las estrellas y más acá

Publicada el 16 de octubre de 2021

 

Ha estado movida la semana que termina en noticias del espacio exterior.  Como suele suceder, la más llamativa es la menos importante, pero no hay duda de que evoca los sueños juveniles de la generación de los hippies y la guerra de Vietnam. 

El Capitán Kirk de la nave Enterprise volvió al espacio, aunque lamentablemente sin su inseparable compañero vulcano, Mr. Spock.  En efecto, el actor William Shatner de la inolvidable serie Viaje a las estrellas o Star Trek, subió al cielo el pasado miércoles sin que la parca lo haya visitado aún y se convirtió, a los 90 años, en la persona de mayor edad que ha trepado a esas alturas, literalmente.

El hecho es más publicitario que otra cosa, y hace parte de la nueva y polémica industria del turismo espacial, que se ha convertido en el deporte favorito de los superricos del planeta.  Leonard Nimoy, que interpretaba al mestizo interplanetario Spock, de orejas puntiagudas y lógica implacable, falleció en 2015 y probablemente nunca imaginó que su compañero de serie algún día viajaría realmente al espacio, por lo menos en vuelo suborbital.

La generación de La guerra de las galaxias y los jóvenes actuales, denominados Generación Marte en anticipo al pretendido viaje del Homo Sapiens al planeta rojo, no son trekkies, pero conocieron las aventuras de los tripulantes de la Enterprise a través de las secuelas de Hollywood. 

En los años 60 la imaginación de millones de personas se encendió con la “conquista del espacio”, como si los viajes interplanetarios e interestelares estuvieran a la vuelta de la esquina.  El globito se desinfló pronto, a pesar de la asombrosa hazaña de 12 hombres que pisaron la Luna.  La era espacial, que había reemplazado en la jerga periodística a la era atómica, pronto daría paso a la era digital que revolucionó el mundo a partir de 1980.  De esos tres avances tecnológicos espectaculares, fue la informática la que tuvo mayor impacto en la sociedad, sin tanta pantalla. 

Claro que la geopolítica tiene gran parte de la culpa de que la “conquista del espacio” ocupara primera plana en la agenda pública en los 60 y se invirtiera tanto dinero en ese rubro.  Los soviéticos habían tomado la delantera y estaban derrotando a los gringos, así que el asunto se volvió tema de orgullo nacional y propaganda.  El nuevo auge del tema espacial tiene que ver con lo mismo. Sólo que ahora es China la que amenaza la hegemonía norteamericana.

Precisamente, este viernes que pasó, China lanzó la nave Shenzhou-13 con tres tripulantes abordo, rumbo a la nueva estación espacial (Tiangong) que están construyendo.  Entre ellos iba una mujer que CNN anunció de manera equívoca, como la primera taikonauta.  Aclaremos que “taikonauta” equivale a lo que en Occidente es “astronauta” y para los rusos “cosmonauta”.  Es la misma vaina, pero con el término se indica la nacionalidad de la misión espacial.  Lo cierto es que la primera taikonauta fue Liu Yang, que el 16 de junio de 2012 entró en órbita como miembro de la misión Shenzhou-9.  Los chinos saben perfectamente que la competencia no es sólo tecnológica, así que el lanzamiento fue todo un show espectacular transmitido en vivo y en directo.

No obstante, la NASA es un hueso duro de roer.  El sábado 16 de octubre Estados Unidos ha lanzado, desde Cabo Cañaveral, la sonda Lucy, cuya misión de 12 años es explorar los asteroides Troyanos en la órbita de Júpiter.  A esta hora ya Lucy desplegó los paneles solares y envió señal perfecta. 

El nombre “Lucy” hace referencia al más famoso fósil de Australopithecus Afarensis descubierto en Etiopía en 1974 por el equipo del paleoantropólogo Donald Johansson.  Y su nombre evoca, a su vez, la canción de los Beatles Lucy in the Sky with Diamonds (LSD en clave).  Este fósil de hominino bípedo tiene más de 3,2 millones de años de antigüedad y corresponde a una hembra de 110 centímetros de estatura.  Forzando un tanto la analogía, los asteroides Troyanos son como una especie de “fósiles” de los inicios del Sistema Solar.  De ahí el nombre de la sonda que ya se aleja de la Tierra que la vio nacer. 

Mientras tanto, el nuevo supertelescopio James Webb llegó a Suramérica el 12 de octubre.  Esta maravilla tecnológica, también conocida por la sigla JWST, será lanzada por fin el 18 de diciembre de 2021 desde la Guayana Francesa, tras múltiples aplazamientos.  Es fruto de una alianza de 17 países, incluidas la ESA (Agencia Espacial Europea) y la NASA.  Su lanzamiento bien podría ser la noticia científica del año, pues este telescopio podrá llevar la visión humana hasta donde ninguna mirada ha llegado jamás, en el único viaje a las estrellas realmente posible por ahora. 

El Webb será ubicado a un millón y medio de kilómetros de nuestro planeta, cinco veces más lejano que la Luna y su diámetro casi triplica el del Hubble.  Dicho de manera más técnica, estará en órbita de halo en el segundo punto de Lagrange del sistema Tierra-Sol (L2).  Se espera que revolucione a la cosmología con sus observaciones a partir de 2022.  Por ejemplo, podríamos por fin entender con más detalle cómo se formaron las galaxias en el universo joven.

¿Y Colombia?  Bueno, aquí también hay noticia.  En este fin de semana se celebra el XIX Encuentro Nacional de Astronomía organizado por la Red de Astronomía de Colombia RAC, nacida en 1997 junto a las playas de Salgar en el Caribe.  Para más info ver aquí.  Aportaré mi grano de arena con la ponencia Astronomía: protagonista del proyecto educativo Gran Historia, la cual será una versión comprimida de este video.

 

 

 

La noticia científica del año 2021

Publicada el 23 de diciembre de 2021

 

La noticia del año en ciencia y tecnología aún no ha ocurrido, pero lo hará en un lugar de Suramérica dentro de unas cuantas horas, si es que no se vuelve a aplazar por enésima vez el lanzamiento del artefacto que mantiene en vilo a miles de científicos a lo largo y ancho del planeta.  Me refiero, por supuesto, al nuevo telescopio espacial que lleva el nombre de James Webb y responde a la sigla JWST (James Webb Space Telescope). 

Este asombroso aparato de nueva generación, destinado a tomar el testigo del Hubble, es noticia por donde se le mire: sobrecostos astronómicos (nunca mejor dicho), polémica ideológica por el nombre, maravilla tecnológica sin igual, expectativas superlativas de grandes descubrimientos y un riesgo de fracaso tan alto que lo convierte en la apuesta más peligrosa que la NASA y sus aliados de 17 naciones hayan asumido jamás.  Por éstas y otras razones tengo arsenal suficiente para defenderme de algún lector perspicaz y estricto que me acuse de adelantarme a las verdaderas noticias científicas que empezarán a producirse -si todo sale bien- en el segundo semestre de 2022 y en años subsiguientes, cuando el sofisticado dispositivo de 6,5 toneladas se encuentre en plena producción, incluyendo la participación de astrónomos colombianos. 

Antes de que el telescopio espacial Hubble fuese lanzado al espacio en 1990 ya la NASA estaba planeando su sucesor, aunque la decisión sobre el proyecto se tomó en 1996 con un costo calculado de 500 millones de dólares.  Así que el JWST ya lleva un cuarto de siglo en proceso de diseño, construcción, pruebas y se apresta por fin a su lanzamiento después de varios aplazamientos y todo tipo de vicisitudes.  Con el tiempo y los rediseños, los costos se fueron incrementando y hubo un momento en 2011 en que el Congreso de EEUU decidió cancelarlo.  Por entonces ya iba por 3 mil millones de dólares. El Congreso revocó su decisión y puso un tope de 8 mil millones de dólares que a la postre también sería rebasado, pues hoy supera los 11 mil millones en moneda gringa, casi el doble del presupuesto anual de la ciudad de Bogotá.  La construcción fue una verdadera hazaña de ingeniería y terminó en 2016.  Desde entonces se desarrollaron las pruebas con múltiples tropiezos.

Después de todo ese viacrucis el momento de la verdad ha llegado.  Lo terrible es que hay más de 300 puntos críticos que pueden llevar al traste todo el proyecto.  El complejo artefacto está doblado como un origami y empaquetado en el cohete Ariane 5 que lo llevará al espacio exterior y una vez allá arriba deberá desplegarse poco a poco en todas sus partes. Si otras veces ha fallado el despliegue de unos simples paneles solares, ahora imaginen lo delicado de esta operación inmensamente más compleja.  Debido a que el telescopio se localizará en órbita de halo alrededor de un punto de Lagrange (L2) que está casi 5 veces más lejos que la Luna y casi tres mil veces más lejos que el Hubble, no habrá posibilidad de repararlo.  Recordemos que el Hubble tuvo fallas de diseño y construcción e inicialmente fue un fiasco enorme para NASA, pero pudo ser reparado en 1993 y luego en varias ocasiones más. Esta vez no se puede fallar y con una inversión tan grande el futuro de otros proyectos también está en juego.

El JWST tiene 6,5 metros de diámetro, más del doble del Hubble que sólo tiene 2,4 metros. Y el área de captación de luz es de 25 metros cuadrados distribuidos en 18 paneles hexagonales, mientras el Hubble sólo tiene 4 metros cuadrados.  ¡Lo supera 6 veces!  A pesar de lo anterior el JWST pesa poco mas de la mitad que el Hubble, gracias a las nuevas tecnologías.  El espejo está hecho de berilio con una tenue capa de 48 gramos oro de apenas 100 nanómetros de espesor (unos 600 átomos), protegido por otra capa de dióxido de silicio.

El nuevo telescopio no va a trabajar con luz visible sino con longitudes de onda más largas en el infrarrojo cercano y medio (0,6 a 27 micras) por lo que necesita temperaturas bajísimas, cercanas al cero absoluto.  Para ello cuenta con un parasol de 5 capas y el tamaño de un campo de tenis que aisla al espejo y los equipos de la radiación solar y terrestre.  El módulo de instrumentos científicos integrados (ISIM) contiene cuatro instrumentos de detección de luz infrarroja: NIRSpec, NIRcam, FGS/NIRISS que operarán a 237 grados centígrados bajo cero y el MIRI que necesita aún más frío y por ello utilizará un dispositivo criogénico de helio líquido que le permita trabajar a 266 grados centígrados bajo cero. Entre los proyectos preaprobados para trabajar con el MIRI hay uno de una astrónoma colombiana egresada del programa de astronomía de la Universidad de Antioquia.

Con todas esas características y otras que sería extenso exponer, el JWST llevará la visión humana donde jamás hemos podido observar: el universo temprano en el cual surgieron las primeras estrellas y galaxias después de la edad oscura, agujeros negros supermasivos en los centros de las galaxias, nebulosas y protoestrellas en formación,  atmósferas de exoplanetas.  Si todo sale bien, desde mediados de 2022, cuando Colombia esté inaugurando la alternancia presidencial, se empezarán a acumular datos de esa terra ignota y de su análisis matemático y computacional surgirán descubrimientos que apenas alcanzamos a sospechar. La misión durará apenas 5 años, prorrogable otros 5.  Al concluir, el costoso artefacto será alejado del punto de Lagrange y quedará en órbita eterna alrededor del Sol hasta que nuestra estrella se infle como gigante roja y lo engulla junto con la Tierra.

Si no hay nuevos cambios en la programación, el cohete francés Ariane 5 despegará el sábado 25 de diciembre a las 7:20 am con su preciosa carga.  Cruzar los dedos no servirá de nada.

Página del telescopio:   jwst.nasa.gov

 

Jorge Senior

 

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